Braga, situada en el norte de Portugal, es una ciudad con una historia milenaria, famosa por su impresionante arquitectura religiosa y su ambiente tranquilo. Es una de las ciudades más antiguas del país y un importante centro religioso, además de ser un destino turístico lleno de encanto. Este viaje a Braga ha sido una oportunidad perfecta para explorar sus lugares más emblemáticos, descubrir su gastronomía y probar diferentes formas de transporte. Se ha planificado una ruta ideal para conocer lo mejor de la ciudad en un solo día.
1. ¿Cómo llegar a Braga desde Oporto?
Braga se encuentra a menos de 60 kilómetros de Oporto, por lo que es un destino ideal para una excursión de un día. Existen tres formas principales de llegar: en tren, en autobús o en coche.
- Tren: Desde las estaciones São Bento o Campanhã, salen trenes hacia Braga cada hora. El trayecto dura aproximadamente 70 minutos y el billete cuesta alrededor de 3,25 euros, dependiendo del tren elegido. Esta opción es la más cómoda y económica, además de ofrecer vistas panorámicas de los paisajes del norte de Portugal.
- Autobús: Empresas como Rede Expressos y FlixBus operan autobuses entre Oporto y Braga. El viaje dura unos 45 minutos, pero el precio del billete suele ser un poco más alto que el del tren.
- Coche: Alquilar un coche permite una mayor flexibilidad. La autopista es rápida y segura, y el viaje dura entre 40 y 50 minutos. Sin embargo, encontrar aparcamiento en el centro de Braga puede ser complicado, por lo que conviene investigar previamente los estacionamientos disponibles.
Para esta ocasión, se optó por el tren, que resultó ser una opción asequible y cómoda. Además, permitió descansar un poco antes de comenzar la jornada de exploración en Braga.
2. Primera parada: Bom Jesus do Monte – El icono de Braga
Una vez en Braga, la primera visita fue a Bom Jesus do Monte, el monumento más emblemático de la ciudad. Este santuario es famoso por su espectacular escalinata barroca y sus impresionantes vistas.
- Cómo llegar:
- Autobús: La línea 2 de autobús conecta el centro de Braga con la base del santuario en unos 20 minutos.
- A pie: Para los más aventureros, se puede subir caminando desde la ciudad. El trayecto dura aproximadamente una hora, pero el paisaje hace que el esfuerzo valga la pena.
- Funicular: El funicular de Bom Jesus es el más antiguo de Portugal y funciona mediante un sistema de contrapeso de agua. Un billete de ida cuesta 1,50 euros y el billete de ida y vuelta, 2,50 euros. Es una forma divertida y original de subir la colina sin esfuerzo.
- Qué ver y hacer en Bom Jesus do Monte:
Subir los 577 escalones de la gran escalinata barroca es una experiencia única. Cada tramo está decorado con fuentes, esculturas y relieves que representan escenas bíblicas. Al llegar a la cima, el esfuerzo se ve recompensado con una panorámica espectacular de Braga. El santuario, de estilo neoclásico, destaca por su elegante fachada y su interior sereno. Pasear por los jardines que rodean la iglesia es una experiencia relajante, perfecta para comenzar el día con energía.
3. Segunda parada: Catedral de Braga – La catedral más antigua de Portugal

Tras la visita a Bom Jesus do Monte, se regresó al centro para explorar la Sé de Braga, la catedral más antigua del país. Construida en el siglo XI, esta iglesia refleja una mezcla de estilos arquitectónicos que incluyen el románico, el gótico y el barroco.
- Lugares imprescindibles dentro de la catedral:
- Nave principal: Sus columnas de piedra y su altar dorado transmiten una sensación de majestuosidad y solemnidad.
- Sillería del coro: Tallada en madera con intrincados detalles, es un ejemplo sobresaliente del arte sacro medieval.
- Tumbas reales: Aquí descansan los padres del primer rey de Portugal, Alfonso I.
- Museo de arte sacro: Contiene valiosas piezas de orfebrería, manuscritos religiosos y estatuas antiguas.
Dentro de la catedral, la luz de las vidrieras crea un ambiente místico, proyectando colores sobre el suelo de mármol. Es un lugar ideal para detenerse y contemplar la historia y el significado espiritual del templo.
4. Tercera parada: Iglesia de Santa Cruz
A pocos minutos a pie de la catedral se encuentra la Igreja de Santa Cruz, una iglesia menos conocida pero igual de impresionante. Su fachada barroca está decorada con dos grandes cruces de piedra y su interior alberga un altar de madera dorada ricamente esculpido.
El ambiente tranquilo y la belleza de la decoración interior hacen que este sea un sitio perfecto para un breve descanso antes de continuar explorando Braga.
5. Hora del almuerzo: Probando la gastronomía local
Braga es famosa por su gastronomía tradicional, que combina sabores típicos del norte de Portugal con recetas centenarias. Para el almuerzo, se eligió el restaurante Cozinha da Sé, recomendado por locales por su cocina casera y su ambiente acogedor.
- Platos recomendados:
- Bacalhau à Braga: Un bacalao frito servido con cebolla caramelizada, patatas y aceite de oliva. Su textura crujiente por fuera y tierna por dentro lo convierte en un plato delicioso.
- Papas de Sarrabulho: Una sopa espesa elaborada con carne de cerdo y especias, ideal para los días fríos.
- Vinho Verde: Un vino ligeramente espumoso típico de la región, refrescante y perfecto para acompañar los platos locales.
El bacalao resultó ser el plato estrella, con un equilibrio perfecto entre el dulzor de la cebolla y la salinidad del pescado.
6. Cuarta parada: Santuario de Sameiro

Por la tarde, la visita continuó hacia el Santuario de Nossa Senhora do Sameiro, otro importante centro de peregrinación en Portugal. Se puede llegar en el autobús línea 88 en unos 30 minutos desde el centro.
Este santuario es menos turístico que Bom Jesus, lo que permite disfrutar de una experiencia más tranquila. Desde su explanada se obtiene otra vista panorámica de Braga, y el interior de la iglesia destaca por su arquitectura blanca y minimalista.
7. Quinta parada: Paseo por el centro de Braga
De vuelta en la ciudad, la mejor manera de finalizar la jornada fue paseando por la Avenida da Liberdade, una elegante calle repleta de tiendas, cafeterías y jardines.
Una parada en la histórica Café Vianna, un café centenario con terrazas al aire libre, permitió disfrutar de un Galão (café con leche típico portugués) mientras el sol se ponía sobre la ciudad.
Para quienes deseen comprar recuerdos o productos locales, el centro comercial Braga Parque es una buena opción, con una amplia variedad de tiendas.
8. Braga por la noche: un ambiente sereno
Con la llegada de la noche, Braga adquiere un encanto especial. Las calles iluminadas crean una atmósfera acogedora y la ciudad se vuelve más tranquila. Regresando a la estación de tren, la imagen de sus iglesias y plazas resplandeciendo bajo las luces dejó una impresión imborrable.
Este recorrido permitió descubrir la esencia de Braga, desde su impresionante patrimonio hasta su exquisita gastronomía. Es un destino que invita a regresar y seguir explorando sus rincones ocultos.